13 de octubre de 2016

Diario de viaje [Día 1&2]: Misiones, a reencontrarnos con la familia

¡Hola Soñadores!
Antes de irme de viaje, me di cuenta que estaba encontrando al blog cada vez más repetitivo y aburrido: cada semana reseñas de libros y películas, música, el recuento, noticias y portadas que cada vez se volvían más esporádicos. Por lo que decidí cortar un poco eso con algo diferente, que no va a ser taaan de seguido, sino en momentos en los que los haga: un diario de viaje.
Lo se, lo se, nada original y totalmente alejado de la temática del blog, pero quería probar en hacerlo y el viaje me vino como anillo al dedo. La idea es salir un poco de lo mismo y abrir el blog a nuevas cosas, sin obviamente dejar de lado los libros, claro.
Como fueron varios días, el diario de viaje va a estar divido en varias entradas, cuatro en total, lo suficientemente cortas para no aburrir :p 
Así que espero les entretenga, sino, bueno, ignorenme y ya(?).
Foto propia
El primer día del viaje, lleno de nervios y ansiedad por llegar pronto a nuestro destino. Llegamos al aeropuerto cuatro horas antes para el check-in, para luego esperar y encontrarnos con que había una reunión, suponemos que de embajadores, pero había demasiados periodistas y no llegamos a ver bien a pesar de mis intentos de dar un vistazo. Esto de ser no muy alta no me ayuda mucho.
Cuando llego la hora de abordar el avión, fuimos las primeras  en la fila. En el vuelo hubo un poco de turbulencia pero no lo suficiente para asustarnos, siendo el resto del vuelo tranquilo aunque no puede tomar una siesta ¡los asientos no se inclinan lo suficiente! y cuando había encontrando una posición lo suficientemente cómoda el piloto anunció que ya habíamos llegado.
Llegamos a Iguazú más temprano de lo esperado, aunque no tuvimos que esperar mucho ya que mi primo, Nuni, y mi tía Elena ya nos están esperando en el hall de entrada dándonos una calurosa bienvenida. Cuando salimos, el clima nos recibió con una oleada de calor y pesadez, tan típico del lugar. Qué bueno que llevamos ropa de verano. 
Foto propia
De Iguazú a nuestro destino fue un viaje de tres horas, mucho más que el vuelo. Pero lejos de ser agotador, disfruté mucho de ver el paisaje verde y exuberante que hacía tanto tiempo no veía. No esperaba sentirme tan contenta de volver a ver el paisaje de Misiones, tan salvaje y de vividos colores a lo largo del camino.
Cuando al fin llegamos, nos encontramos con mis tíos y primos, pero la mayor sorpresa fue ser recibida por un bebé jabalí ¡es tan ruidoso y adorablemente feo! Su pelaje tan áspero de un marrón claro y su nariz fría que no tardó en olfatearnos de forma profunda y mordisquear mis zapatillas. También, tenían un tatú bebé que no se encontraba ahí, pero prometieron mostrarlo más adelante.
Después de esa impresión, saludamos al abuelo, quien se alegró enormemente de volver a ver a mi mamá. Fue muy conmovedor el reencuentro después de tantos años. Aprovechando el momento, llenamos la habitación con charlas, risas y anécdotas del pasado, junto con termos de mate y varias visitas de familiares que fueron a saludarnos y darnos la bienvenida.
A la hora de dormir, fuimos a lo de mi tía, quien no tu tuvo tiempo de limpiar ¡el techo estaba lleno de telarañas! Aunque no me gustaba la idea estaba dispuesta a dormir ahí, hasta que una araña –la que después me entere que estaba muerta– cayó sobre mí. No dude ni una vez en tirar mi mochila y salir corriendo. Por suerte el tío Esaúl todavía estaba con nosotras y fuimos a dormir en su casa. Fue un papelón y puede que haya ofendido a alguien, pero tengo mis límites.

Foto propia
Descansadas y listas para pasar el día, volvimos a lo del abuelo para discutir sobre los preparativos de la fiesta, donde nos encargaron la decoración del lugar donde estaría el abuelo a mi hermana y a mi. En eso, visitas fueron cayendo, todos con ganas de contribuir de alguna manera, incluso algunos tíos que no habíamos visto. La tía Elena, con mucho entusiasmo fue encargando cada cosa que las familias debían llevar.
Foto propia
Después de almorzar un rico reviro con poroto, Richer, mi primo, trajo al bebé tatú para alimentarlo y mostrarnos lo adorable y pequeño que era, pero el bebé jabalí acaparó la mamadera, prácticamente se lo sacaba del hocico y armando terribles escándalo cuando no encontraba a mi primo, siguiéndolo a donde fuera que iba sin importar salir de la casa. No pudimos evitar soltar unas cuantas carcajadas por los chillidos, que al parecer no perturbaban al tatú.
Por la noche, poco antes de dormir luego de un día entre saludos e idas y venidas, llegó la inspiración y junto a mi hermana diseñamos el telón de fondo para el abuelo, con elemento que representaban su historia y quien era. 
Terminamos el día con muchas ideas, entusiasmadas por mostrar lo que armamos y listas para ponernos manos a la obra.

1 comentario:

  1. Hola Luu!

    Tengo un tio que vive en Puerto Iguazu. Si todavia sigues alli, tienes que probar las empanadas de Pepino´s Pizzas....son buenisimas....jaja

    Besitos,

    Disfruta tus vacaciones

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